Novena Ven, Espíritu Santo Día 1

Versículo: “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros.” Juan 15:16

Meditación: El Señor es el buscador de tu corazón. El te desea. Quizás estés familiarizado con la famosa oración de San Agustín: “Nos has hecho para ti, oh Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”.

Aunque esta oración expresa una hermosa verdad acerca de nosotros, creo que podemos revertirla para expresar una hermosa verdad acerca de Dios: “Me has hecho para ti, oh Señor, y tu corazón está inquieto hasta que descanse en mí”. ¿Es correcto considerar a Dios como alguien inquieto? Puede haber muchas connotaciones de la palabra “inquieto”, pero aquí, por “corazón inquieto” me refiero a un corazón anhelante que busca y tiene sed constante de su amado.

Considere la parábola de la oveja perdida, o la parábola de la moneda perdida, o la parábola del hijo pródigo. ¿Descansa el pastor del cordero, o la mujer propietaria de la moneda, o el padre del hijo pródigo mientras su amado está perdido? No, cada uno continúa buscando hasta encontrar al amado. Cada uno de estos personajes refleja la verdad sobre la búsqueda constante de Dios por ti. Observa también que en cada una de estas parábolas, el buscador está buscando a un ser amado. No hay cinco ovejas perdidas o tres monedas perdidas o dos hijos pródigos perdidos. Del mismo modo, Dios no sólo busca a la “raza humana” en general. Él busca individuos. Él te busca a ti. Dios, el Creador del Universo, te hizo para Sí mismo, y Su corazón está inquieto hasta que descanse en ti.

Oración: Oh Padre, a veces es difícil para mí creer que me estás buscando y que tienes sed de mí. Me cuesta creer que soy tan importante para ti. Que me amas y anhelas así,  parece demasiado grande para ser verdad. Señor, aumenta mi fe. Envíame tu Espíritu Santo. Quiero conocer tu anhelo por mí.

Oración tradicional al Espíritu Santo: Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados. Y renovarás la faz de la tierra.

Oh, Dios, quien por la luz del Espíritu Santo instruyó los corazones de los fieles, concede que por el mismo Espíritu Santo podamos ser verdaderamente sabios y disfrutar  por siempre de Sus consuelos, por Cristo Nuestro Señor, Amén.

 

Reflexión y primera oración por Clare Schiller